En tono cheli y punk, denuncia que la mili supone un secuestro de un año. Que además la nueva ley de objeción de conciencia no supone ninguna mejora, pues se mantiene ese mismo secuestro. Por ello se apela a estudiantes-maleantes, «amigos del coctel», okupantes, porreros, «obreros mosqueados», los «que odian la movida» a una manifestación el 1 de noviembre de 1987, con la intención de dar caña y «meterse hasta con Cristo».